Quizás como buen país “joven” que intenta encontrar sus
raíces para arraigar tradiciones, cada vez toma más fuerza todo aquello que
busca rescatar nuestra historia. Y en septiembre, por supuesto, este fervor se
hace aún más patente.
Así es como han surgido varios proyectos turísticos, donde
se realizan rutas patrimoniales para mostrar a chilenos ávidos por encontrar
una identidad-país y extranjeros que disfrutan descubriendo un mundo ajeno a
sus costumbres, un Chile más rústico y colonial.
En esta oportunidad me gustaría detenerme en el Valle de
Itihue. Una zona que está en el ombligo de Chile y tiene una de las tierras más fértiles del
país, tanto agrícola como de personajes chilenos que, desde distintos ámbitos,
han contribuido a constituir nuestra identidad, como Violeta y Nicanor Parra,
Arturo Prat, Pablo Neruda, Claudio Arrau y Bernardo O’Higgins (aunque estos
tres últimos nacieron en comunas inmediatamente vecinas a los límites del Valle
de Itihue).
En esta zona, donde aún se pueden encontrar rincones en los
que la tecnología y el modernismo no han desterrado las tradiciones campesinas,
los paisajes son una perfecta combinación de verdes, azules, marrones; de
cordillera y de mar. Y su gastronomía es “rica”, en todos sus sentidos.
Por eso, durante todo el año se están desarrollando ferias
costumbristas, como la de las Plateadas, de las Cazuelas de Pava, a Todo Chanco
o de los Corderos Al Palo. En ellas, se mezclan el folclore, la artesanía de
los lugareños y distintas maneras de llevar a cabo estas preparaciones. Todo
esto, las convierte en una experiencia que vale la pena vivir, porque -sin
duda- es la mejor manera de conocer y construir nuestra identidad-país.
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