Cuando llegué a
Santiago hace dos meses, recibí todo tipo de consejos. “Visita Lastarria“; “lee a Neruda”, “lleva siempre un abrigo
contigo”. Sin embargo, cuando me dijeron “tienes que conocer La Vega”, quedé
curiosa. ¿Qué atractivo podría tener?
Siguiendo esta
recomendación, partí a este mercado y, la verdad, es que encontré muy agradable
el paseo.
Me imagino que para
los que disfrutan de mirar, probar y escoger frutas y verduras, frecuentar La
Vega puede ser una de las tareas más
esperadas de la semana. Y
para aquellos que simplemente van por ir, seguro que algo encuentran por allá
para sorprenderse.
La calidad de los
productos impresiona – están siempre fresquitos – y la variedad, también (ahí logré
encontrar una valiosa bolsa de harina de yuca, muy usada en los platos
brasileños).
Pero más allá de las
materias primas para cocinar, lo que hace realmente especial a este lugar es el
contacto con las personas. Cada vendedor es capaz de describir con cierta
lírica y mucha precisión la calidad de su mercancía. Entre una compra y otra, incluso
es posible encontrar por los pasillos personajes cantando y bailando una cumbia
alegremente, como una verdadera fiesta. Pero al final de todo, lo que más me gustó
fue observar un Colocolino trabajar orgullosamente abrazado con su bandera,
días después de una derrota de 5x0 contra “La U”. Ahí me fui y pensé: esto sí es Chile.
Lais Vita
Periodista Platos&Copas
Lais Vita
Periodista Platos&Copas
Interesante tu post,no tengo el gusto de conocer Chile ,pero me dicen que es un bonito pais,espero algun dia de conocerlo.Besitos.Paola L.
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